jueves, 5 de septiembre de 2013

Pánico en Needle Park - La cámara en el parque

El propósito de esta película del director Jerry Schatzberg debió ser el mismo que el de los posteriores Boyle y Aranofski: mostrar las terribles consecuencias de la heroína, pero a diferencia de Transpotting o Réquiem, en Needle Park somos testigos de los devastadores acontecimientos de una forma desgarradamente naturalizada y muda, casi en tono de documental, el director muestra la herida tal y como es, sacando la cámara a la calle para evidenciar más aun el drama de unos personaje sin más deseo y ánimo que el de una dosis para calmar su pánico. El pánico siempre vuelve, y la siguiente dosis vuelve a desgarrar aun más la herida; quizá por lo inevitable de este regreso a la miseria, la película termina como termina.

Mención aparte merecen las interpretaciones de la pareja protagonista, dos actores casi vírgenes que consiguen que la película sea aun más sincera y cruda , una tal Kitty Winn que interpreta de maravilla a Helen, una adicta que pierde la inocencia y la dignidad, y Bobby, un Al Pacino infeliz y tarado que ama a Helen tanto casi como el caballo. 

Recuerda esta pareja a los nuevos amantes creados por el nuevo Hollywood, Sheen y Spacek en Bad lands o Weatty y Dunaway en Bonnie and Clyde pero aquí se nos muestra una pareja vulgar, alejada del mito del asesino alocado y rebelde; he aquí una pareja que emana una amargura que inunda la pantalla.

Junto con las escenas en primer plano de chutes de heroína, la más aterradora de las escenas es la de la sobredosis de Bobby en la habitación de esa prostituta con un bebé, terrible; o en aquella en la que Helen pierde a su nueva mascota que se precipita al mar; al igual que ellos, Helen y Bobby, se han precipitado a un vacio sin salvación.

NOTA: 8/10