El propósito de esta película del director
Jerry Schatzberg debió ser el mismo que el de los posteriores Boyle y
Aranofski: mostrar las terribles consecuencias de la heroína, pero a
diferencia de Transpotting o Réquiem, en Needle Park somos testigos de
los devastadores acontecimientos de una forma desgarradamente
naturalizada y muda, casi en tono de documental, el director muestra la
herida tal y como es, sacando la cámara a la calle para evidenciar más
aun el drama de unos personaje sin más deseo y ánimo que el de una dosis
para calmar su pánico. El pánico siempre vuelve, y la siguiente dosis
vuelve a desgarrar aun más la herida; quizá por lo inevitable de este
regreso a la miseria, la película termina como termina.
Mención aparte merecen las interpretaciones de la pareja protagonista, dos actores casi vírgenes que consiguen que la película sea aun más sincera y cruda , una tal Kitty Winn que interpreta de maravilla a Helen, una adicta que pierde la inocencia y la dignidad, y Bobby, un Al Pacino infeliz y tarado que ama a Helen tanto casi como el caballo.
Recuerda esta pareja a los nuevos amantes creados por el nuevo Hollywood, Sheen y Spacek en Bad lands o Weatty y Dunaway en Bonnie and Clyde pero aquí se nos muestra una pareja vulgar, alejada del mito del asesino alocado y rebelde; he aquí una pareja que emana una amargura que inunda la pantalla.
Junto con las escenas en primer plano de chutes de heroína, la más aterradora de las escenas es la de la sobredosis de Bobby en la habitación de esa prostituta con un bebé, terrible; o en aquella en la que Helen pierde a su nueva mascota que se precipita al mar; al igual que ellos, Helen y Bobby, se han precipitado a un vacio sin salvación.
NOTA: 8/10
Mención aparte merecen las interpretaciones de la pareja protagonista, dos actores casi vírgenes que consiguen que la película sea aun más sincera y cruda , una tal Kitty Winn que interpreta de maravilla a Helen, una adicta que pierde la inocencia y la dignidad, y Bobby, un Al Pacino infeliz y tarado que ama a Helen tanto casi como el caballo.
Recuerda esta pareja a los nuevos amantes creados por el nuevo Hollywood, Sheen y Spacek en Bad lands o Weatty y Dunaway en Bonnie and Clyde pero aquí se nos muestra una pareja vulgar, alejada del mito del asesino alocado y rebelde; he aquí una pareja que emana una amargura que inunda la pantalla.
Junto con las escenas en primer plano de chutes de heroína, la más aterradora de las escenas es la de la sobredosis de Bobby en la habitación de esa prostituta con un bebé, terrible; o en aquella en la que Helen pierde a su nueva mascota que se precipita al mar; al igual que ellos, Helen y Bobby, se han precipitado a un vacio sin salvación.
NOTA: 8/10